En el vasto universo del habano, pocas marcas combinan historia, arte y romanticismo como Romeo y Julieta. Fundada a finales del siglo XIX por Inocencio Álvarez y Manín García, la marca comenzó como una propuesta más dentro de la vibrante escena tabaquera de La Habana. Sin embargo, sería bajo la dirección de José “Pepín” Rodríguez-Fernández, exdirector de la fábrica Cabañas, cuando Romeo y Julieta encontraría su voz única y conquistaría el mundo.
Rodríguez-Fernández no era solo un empresario apasionado por el tabaco, sino también un enamorado de la cultura europea, en especial de la literatura inglesa. Su fascinación por la obra de William Shakespeare lo llevó a bautizar la marca con el nombre de los amantes más célebres del teatro universal. Este gesto no solo capturó la atención del mercado internacional, sino que dotó a la marca de una identidad rica en simbolismo y elegancia.
Tan profunda era su admiración por la historia de amor de Verona, que Pepín intentó comprar el Palazzo Capuleti, la supuesta casa de Julieta en Italia, con la intención de convertirlo en un lujoso salón de cigarros. Al no lograr su cometido —el gobierno italiano denegó la venta—, decidió construir una réplica del palacio en La Habana, reafirmando el vínculo entre la marca y la leyenda literaria que la inspiró.

Más allá de la anécdota, este gesto resume a la perfección lo que representa Romeo y Julieta: pasión, tragedia, sofisticación y belleza atemporal. El alma de la marca no solo reside en sus mezclas equilibradas y complejas, sino también en su capacidad de narrar una historia, de evocar un universo donde cada cigarro se convierte en parte de un relato más grande.
Romeo y Julieta alcanzó su esplendor en el siglo XX, siendo una de las marcas cubanas más exportadas y reconocidas en el mundo. Su vitola Churchill, creada especialmente en honor al famoso estadista británico, es uno de los formatos más icónicos del mundo del cigarro. Incluso hoy, sigue siendo una de las selecciones predilectas de los aficionados que buscan una experiencia elegante y emocional.
En la actualidad, Romeo y Julieta continúa produciéndose tanto en su versión cubana —gestionada por Habanos S.A.— como en una versión no cubana, elaborada principalmente en República Dominicana. Ambas interpretaciones conservan el espíritu romántico y refinado que caracteriza a la marca desde sus orígenes.
Encender un Romeo y Julieta es más que fumar: es participar de una historia que entrelaza el arte, la literatura y el tabaco. Un homenaje permanente al poder de las historias bien contadas, incluso cuando nacen entre hojas de capa y anillas doradas.