Pocos productos cubanos han alcanzado el estatus legendario que ostenta Cohiba, una marca de habanos íntimamente ligada a la figura de Fidel Castro y a la identidad nacional de Cuba. Su historia no comienza como una marca comercial, sino como un secreto de Estado. En 1966, un guardaespaldas de Castro ofreció a su comandante unos puros hechos a mano por Eduardo Rivera, un torcedor anónimo de La Habana. Aquellos cigarros destacaban por su aroma aterciopelado, su tiro perfecto y una suavidad inusual. Fidel quedó tan impresionado que ordenó que se replicaran solo para él.
Así nació Cohiba: un habano hecho exclusivamente para el líder de la Revolución y para regalos diplomáticos de alto nivel. Durante más de una década, nadie fuera del círculo de poder cubano podía fumar un Cohiba.
El origen del nombre “Cohiba” fue idea de Celia Sánchez, mano derecha de Fidel. El término taíno hacía referencia al tabaco que los indígenas cubanos fumaban en sus ceremonias sagradas. Así, el nombre no solo sonaba exótico y auténtico, sino que también rendía homenaje a las raíces más antiguas del tabaco en la isla.

En 1982, en ocasión del Mundial de Fútbol en España, se permitió por primera vez la comercialización internacional de Cohiba. Su llegada fue un evento cultural tanto como comercial. Los aficionados al tabaco lo recibieron como una joya oculta del Caribe, y su demanda se disparó en Europa.
Producción exclusiva en “El Laguito”: La fábrica que produce Cohiba, llamada El Laguito, está ubicada en una mansión colonial en La Habana. Allí se seleccionan las mejores hojas del tabaco cultivado en la región de Vuelta Abajo (Pinar del Río), la más prestigiosa de Cuba. Además, solo los torcedores de mayor experiencia tienen permitido enrollar un Cohiba. No es una tarea mecánica: es un arte.
Dato extra curioso: A diferencia del resto de los habanos cubanos, Cohiba pasa por una tercera fermentación en barriles de cedro. Este proceso suaviza aún más el tabaco y le otorga un sabor dulce, redondo y extremadamente aromático. Esto explica por qué fumar un Cohiba no es simplemente fumar: es degustar una experiencia refinada y ritualizada.